"Les Fleurs du mal"
Spleen e ideal.
5. La vozMi cuna estaba adosada a la biblioteca,
Babel sombría, donde novela, ciencia, fábula,
todo, la ceniza latina y el polvo griego,
se mezclaban. Yo era alto como un infolio.
Dos voces me hablaban. Una insidiosa y firme,
decía: "La Tierra es un pastel lleno d dulzura,
yo puedo (¡y tu placer será entonces sin límite!)
despertarte un apetito de igual tamaño."
Y la otra: ¡Ven!, ¡oh, ven viajero en los sueños,
mas allá de lo posible, mas allá de lo conocido!"
Y ésa cantaba como el viento de los arenales,
fantasma quejumbroso, venido no se sabe de dónde,
que acaricia el oído y sin embargo espanta.
Yo te respondí: "¡Si, dulce voz!" De entonces
data lo que se puede, !ay¡, llamar mi llaga
y mi fatalidad. Detrás de los decorados
de la existencia inmensa, en lo mas negro del abismo,
veo distintamente mundos singulares,
y, víctima de mi clarividencia extática,
arrastro conmigo serpientes que me muerden los zapatos.
Desde este tiempo, igual que los profetas,
amo tan tiernamente el desierto y el mar:
desde entonces me río en los duelos y lloro en las fiestas,
y encuentro un gusto suave al vino más amargo;
tomo muy a menudo los hechos por mentiras,
y, con los ojos en el cielo, me caigo en los agujeros.
Pero la voz me consuela diciendo: "Conserva tus sueños;
¡Los cuerdos no los tienen tan bellos como los locos!"
102. El reloj
¡Reloj!, dios siniestro, espantoso, imposible,
cuyo dedo nos amenaza y nos dice: "¡Acuérdate!"
Los vibrante Dolores en tu corazón lleno de terror
se clavarán pronto como en una diana;
el Placer vapororso huirá hacia e horizonte
igual que una sílfide detrás del bastidor;
a cada instante te devora un trozo del deleite
concedido a cada hombre por el resto de su vida.
Tres mil seiscientas veces por hora, el Segundo
susurra: ¡Acuérdate!- Rápido con su voz
de insecto el Ahora dice: ¡Yo soy el Antes,
y he chupado tu vida con mi inmunda trompa!
Remember, ¡Acuérdate!, ¡pródigo! ¡Esto memor!
(mi garganta metálica habla todas las lenguas).
¡Los minutos, alocado mortal, son gangas
que no hay que soltar sin extraer su oro!
Acuérdate que el Tiempo es un ávido jugador
que gana sin hacder trampas, ¡en todo lance!, es la ley.
Declina el día; aumenta la noche; ¡acuérdate!
El abismo siempre tiene sed; la clepsidra se vacía.
Dentro de poco sonará la hora en que el divino Azar,
en que la augusta Virtud, tu esposa virgen aún,
en que el propio Arrepentimiento (¡oh, el último refugio!),
en que todo te dirá: "¡Muere, viejo cobarde! ¡Es demasiado tarde!".
Y recuerden: si les gusta mi blog leanlo, sino, también.
"DigiL"
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