martes, 15 de septiembre de 2015

Fragmentos de... Diarios Intimos - Baudelaire (parte 2)


Mi corazón al desnudo
LXXXII

Es imposible recorrer cualquier gaceta, de cualquier día, mes o año, sin encontrar en cada línea los signos más espantosos de la perversidad humana, al par que las más sorprendentes vanaglorias de probidad, bondad, cordialidad y las afirmaciones más desfachatadas sobre el progreso y la civilización.
Todo periódico, de la primera línea a la última, no es más que una trama de horrores. Guerras, crímenes, impudicias, torturas, crímenes de príncipes, crímenes de naciones, crímenes de particulares, una borrachera de atrocidad universal.
Y es de este aperitivo repugnante con lo que el hombre civilizado acompaña su comida de cada mañana. Todo, en este mundo, suda el crimen: el diario, la muralla y el rostro del hombre.
No comprendo como una mano pura pueda tocar un diario sin una convulsión de asco.


LXXXV

Todos los imbéciles de la Burguesía que pronuncian sin cesar las palabras: inmoral, inmoralidad, moral en el arte y otras estupideces por el estilo, me hacen pensar en Luisa Villedieu, puta de a cinco francos, quien acompañándome una vez al Louvre, adonde nunca había ido, sonrojándose, tapándose la cara y tirándome de la manga a cada momento, me preguntaba ante las estatuas y cuadros inmortales, como se podían exhibir públicamente semejantes indecencias.
Las hojas de parra del señor Nieuwerkerke.


LXXXVII

Soneto para citar en Mi corazón al desnudo. Citar igualmente la pieza sobre Roland.

Yo soñaba esta noche que Filis regresaba,
bella como era bella al resplandor del día,
queriendo que su espectro aun hiciese el amor
y que, como Ixión, yo abrazase una nube.

En mi lecho su sombra se deslizo desnuda,
y me dijo: “Querido Damón, ya estoy de vuelta.
Sólo hice embellecer en este triste sitio
donde desde mi marcha la suerte me retuvo.

Vengo a besar de nuevo el más hermoso amante:
vengo para morir de nuevo en tus brazos”.
Luego, cuando este ídolo extenuó mi llama,

me dijo: “¡Adiós! Me voy al reino de los muertos.
Como de haber jodido mi cuerpo te alabaste,
alábate también de haber jodido mi alma”

“Parnaso satírico”

Creo que este soneto es de Maynard. Malassis pretende que es de Théophile.